"VALPARAISO DE MI AMOR".

UNA NEBLINA SOSPECHOSA

En el mes de mayo de 2008, arribó al puerto de Valparaíso, el segundo porta aviones mas grande del mundo, estadounidense, con reactores nucleares, de 17 pisos de altura, con una tripulación numerosa, deseosa de bajar a tierra firme, con sanos fines culturales, de visitar museos, realizar obras sociales, etc. El hecho generó mucha expectativa, sobre todo en los comerciantes locales, caravanas de buses repletos de señoritas de dudosa reputación-como diría mi abuelita- llegaron a este puerto que amarra como el hambre, a decir del Gitano Rodriguez, señoritas dispuestas a todo, a tomarse cada esquina de la ciudad, cuan mariposas nocturnas. El portaviones en si, a penas se pudo ver, ya que lo cubrió una espesa neblina, que de a poco fue cubriendo los cerros de Valparaíso, en fin no se veía nada. En la noche se escucharon estruendos generando opiniones diversas, algunos señalaban que fue un artefacto explosivo, ya que se acercaba la fecha del 21 de mayo, día de la cuenta presidencial, otros con no menos imaginación señalaron que desde el porta aviones habían lanzado unos cohetes al aire, y habían provocado la neblina que por días cubrió Valparaíso y ......el portaviones, no se dejaba ver, a esa altura, los marines, haciendo de las suyas en la ciudad de Viña del Mar, ya que a Valparaíso, no se asomaron, provocando la indignación de los comerciantes y de los más cívicos ciudadanos, ¡desaire al patrimonio de la humanidad!, clamaban, exigimos una explicación, la cual por supuesto no llegó. Días antes de marcharse, según dicen, del portaviones, lanzaron otra especie de "cuete" para despejar la neblina y permitirnos a los habitantes de este puerto y de los alrededores, disfrutar de la maquinaria bélica, apocalíptica y destructora, los cuales debían partir prestos a algún bloqueo en el medio oriente o a enseñarles a las armadas latinas como defenderse del mal. Salió el sol esos días, se vendieron helados, palomitas de maiz, globos, en fin ganancia de pescadores, sobre todo de los lancheros que no paraban de transportar gente para la fotito. Desde el balcón de mi casa, pensaba, si estuviera Lukas, cómo retrataría este momento.